martes, 22 de noviembre de 2011

Vocación de Jesucristo
Aunque Jesús evoca constantemente la misión que ha recibido del Padre, en ninguna parte se dice que Dios lo haya llamado. Y esta ausencia es significativa. La vocación supone un cambio de exis-tencia; el llamamiento de Dios sorprende a un hombre en su tarea habitual, en medio de los suyos, y lo orienta hacia un punto cuyo secreto se reserva Dios, hacia el país que yo te indicaré (Gen 22,1). Nada indica, pues, en Jesucristo la toma de conciencia de un llamamiento. Su bautismo es, a la vez, una escena de investidura regia -Tú eres mi Hijo (Mc 1,11)- y la presentación por Dios del Siervo de Yahvé (Is 42,1) en quien se complace perfectamente.


Este texto del bautismo no recuerda nada de las tradicionales escenas de vocación, pero sí evoca un momento decisivo de la vida de Jesús. Representa la línea divisoria entre sus dos formas de vida: el carpintero de Nazaret y el profeta de Galilea, anunciador del Reino de Dios. Con su muerte, Jesús consumará su misión de Mesías y Siervo, anunciador e inaugurador del tiempo de salvación definitiva. Así culminará no una vocación precisamente, sino el descenso anonadado de una misión divina (G. Quevedo). El bautismo es un signo de servicio y sumisión hasta la muerte. Más tarde, Jesús aludirá, por dos veces, a su muerte con la palabra bautismo (Mc 10,38; Lc 12,50). El Hijo amado se consagra a sí mismo como siervo humilde, como cordero que lleva el pecado del mundo.

Vocación de los Doce
El llamado es el medio de que Jesús se sirve para agrupar en torno suyo a los doce, a los que él quiso (Mc 3,13). Una y otra vez lo vemos repitiendo a los apóstoles aquella simple pero seductora palabra: ¡Sígueme!, que indica, por cierto, un seguimiento muy cercano, “tras de mí” (C. Martini), como pisando sus huellas, recorriendo su vida. Les haré pescadores de hombres (Mc 1,17), frase misteriosa que permanece envuelta en la incógnita del futuro. De momento es preciso fiarse totalmente de Él.
Son notas características de los llamados hechos por Jesús a los Doce, las siguientes:
 Son llamados personales y formales, sin más coincidencia que ser hechos por Jesús
 Se realizan por libre voluntad de Dios, sin título alguno de derecho
 Nunca son por iniciativa de ellos. Ninguno de los Doce solicita ser llamado
Estos relatos vocacionales denotan un claro esquema catequético catecumenal:

 Situación inicial cotidiana: el lago, el propio ambiente
 Llamada de Jesús, el sígueme. Él es quien toma la iniciativa
 Respuesta de los llamados: seguimiento instantáneo e incondicional: al instante…
 Comenzando una nueva vida: dejando las redes… dejando a su padre
 Comunión de vida con él: vinieron junto a Él
 Participar en su misión: implica “ponerse de parte de Él”

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